La navidad es una fecha muy importante. Es donde en general se reúne, toda la familia. Con el importante objetivo de darle curso a una de las fiestas más esperadas del año. En Navidad, recordamos
- gastronómicamente hablando- que Jesús vino a nosotros para traernos, hace más de dos mil años, la paz al espíritu y el regocijo del estómago; aunque habitualmente la gente suele hacer mucho más hincapié en esto último… Y descubrimos con placer, las habilidades culinarias de la parentela presente: pavos, carnes, salsas, ensaladas varias, todas provistas de las calorías necesarias, para pasar sin prisa ni prosa, el “fresco” verano bonaerense…Y para rematar el cuadro, el infaltable y etílico champagne.
De esto y mucho mas, se compone este adorado ágape gastro-espiritual, que nos sorprende a todos cuando dan, las doce de la noche, con una mano en el corazón y la otra en el pio nono.
Pero antes de que llegue ese día, tan esperado por grandes y chicos, no nos queda otra alternativa, que pasar por uno que otro vericueto epistolar, para averiguar -sin levantar la perdiz- qué regalos quieren los mas pequeños, los que aun creen (o fingen creer) en Papá Noel. Entonces nos encontramos en menos que canta un gallo, con las cartas a Santa: listas interminables de juguetes carísimos, que los menores de edad confeccionan con la mayor ilusión y la no poca influencia del millón de avisos pautados por mis amigos publicitarios en Disney Channel.
HO, HO, HO… que estrategia usaremos los pobres padres, para disuadir al niño en cuestión y convencerlo de que Santa no le va a traer la Wii último modelo, ni la netbook con cámara incorporada, ni la Blackberry y definitivamente menos la escoba mágica de Harry Potter?
Inducción señores. Los padres deben hacer un curso previo a esas fechas para poder influir, inducir e incorporar en la mentecilla de sus vástagos, por lo menos alguno de los regalos que seguramente, aquella madre o abuela muy organizada, compró unos meses antes aprovechando alguna promo especial del shopping.
Pero cuando finalmente llega el momento y todos corremos a ver si logramos ver los renos y el trineo, el instante se congela en una algarabía general. Y somos todos (grandes, chicos, creyentes y fingidores) parte de una “estampa” viviente, como la más linda de las fotos del momento “Kodak”. Se produce un desbande general, apuramos la ronda de champagne, en tanto que levantamos copas y nos deseamos Feliz Nochebuena! Y por un momento fugaz, recordamos como en una película muda, todas esas navidades de nuestra vida y volvemos a ser una vez más, como pequeños.
aa....no se no me gusta jajajjaa
ResponderEliminarmentira tia sigue dandome fiaca pero almenos entre no?
Qué bueno!! Me encantó!!
ResponderEliminarCuántas verdades!!! Me hiciste reir, y me gusta cómo escribis!!! Mecha
ResponderEliminareN ESTA NAVIDAD CUANDO PREPARE EL PIONONO, ME VOY A ACORDAR DE TU PIO NONO!!!
ResponderEliminarBIEN!!! LA DEL COMENTARIO ANTERIOR ERA YO,,,,POR FIN PUDE DEJARTE UN COMENTARIO!!!! TKM Gabriela R
ResponderEliminarMaria, como siempre un lujo lo que decías y cómo lo decías! tenés que dedicarte a la prosa. Te mando un beso grande!!! Paula Olagnero
ResponderEliminarMaría,
ResponderEliminarestuve leyendo de todo un poco, me reí mucho con algunos cuentos y me sentí muy identificada. Muy lindo todo lo que escribís, qué épocas las de antes......Bsos
Estela Traverso