domingo, 13 de diciembre de 2020

Cierres


Hoy siento pena. 

Como los viejos tejidos de vida, que se desarman y se rompen.

Como un viejo papel, que a simple vista parece entero,

Pero que cuando lo tocas, se vuelve polvo.


No se si vale la pena luchar estas batallas.

Siempre supimos que el enemigo, dormía en casa.

Y lo que hace es para el, eso es increíble, inaceptable.

Es tan argento, tan egoísta;

Que me puede la idea de solo pensarlo. 

Siento que todos tiran de una manta, que ya de por si era corta.

Con esa desesperación hambrienta, por tomar un pedazo para si.

Y nosotros, los que nos cobijamos ahí, 

desde hace años, sabemos, que de alguno u otro modo, todos pierden.

Lo que dejen de ella, no será suficiente para los que quedan.


Y sobrevuelan buitres carroñeros, para ver si pueden todavía, hacerse de algo mas.

Por eso la pena. 

Por eso la oscuridad de los tiempos.

Porque estamos andando, caminando entre las sobras. 

Buscando como cirujas, con la pequeña esperanza 

De encontrar algo que nos ayude a sobrevivir.


Siento que estos últimos tiempos 

fuimos como cartoneros.

Juntando todo lo que se pueda. y reciclamos, transformamos, inventamos, dejamos la vida

y el alma para seguir adelante.


Pero para el resto, somos los “informales”,

Los que estamos en la calle.

Si tenemos suerte, vamos con el carro lleno.

Otras veces buscamos sin encontrar nada. 

Siempre me gustaron las metáforas para escribir las tristezas.

Y hoy, solo siento eso. 

Me siento ciruja, cartonera y sin techo.

La casa en la que solemos cobijarnos esta quedando vacía.

La quieren llenar de ocupas, que solo miran su ombligo hambriento.

Que solo quieren matar a la gallina, para sacarle todos los huevos de oro.

Sin importar si mañana no hay lo uno ni lo otro. 


13 de diciembre de nuestro señor, año de la pandemia.

 

viernes, 27 de noviembre de 2020

Pan y circo. La pelota no se mancha.


Siempre pienso que mi capacidad de sorpresa ha llegado a su limite. Pero no. Eso seria en un país normal. Con gente normal. La realidad en Argenlandia, supera ampliamente cualquier ficción.

Ayer se escribió una nueva página, en nuestra ya penosa historia.Una página que pudo haber sido un gran homenaje, una celebración a un ídolo amado y admirado por el mundo entero.

Pero el gobierno no tuvo mejor idea que tomarle la leche al gato, y se le escapo la tortuga. Así nomas. Y una cosa, llevó a la otra y no pudieron contener a las hordas de fanáticos, que no pararon de manchar la pelota una y otra vez. Impiadosamente.

De mas esta recordar, que el argento estuvo en un encierro obligatorio extremo, que duro una eternidad; una “cuarentena extendida“ de 9 meses, que finalmente después de un largo y peleado parto, dio a luz un país destrozado en todo aspecto.

Y no conformes con todo ese panorama, este mismo gobierno, que evidentemente no tiene los patitos en fila, "desorganizó”  la despedida del ídolo. Y que mejor que hacerlo en la propia casa rosada, si, si, si, en la casa rosada, la casa se gobierno, esa donde el presidente trabaja, esa donde trabajan todos los presidentes, ponele...

Decía, organizó el velatorio de aquel barrilete cósmico, para que sus fanáticos, pudieran darle el último adiós. 

A ver: lo que pasó no tiene parangón, no existe, fue la bizarreada argenta por excelencia; supero a todas las otras anteriores, digo.

Por un lado se ve a las claras que se usó este hecho para hacer política, por otro lado, la falta de respeto hacia la familia. Y la falta de respeto a la sociedad que miraba con ojos incrédulos tamaño des aforamiento general; sintiendo la injusticia los miles de personas que no pudieron ir a despedir a sus familiares durante este tiempo nefasto. 

El gobierno no tiene la culpa de la pandemia. Pero si es responsable de todo el resto. 

No solo que no hubo respeto alguno por la distancia social, los cuidados por la pandemia, sino que se sumó la falta de seguridad, los desmanes. Las imágenes patéticas que fueron viralizadas y transmitidas a todo el mundo. Y que nos pintan tal como somos, un triste país de ignorantes y desaforados que no son capaces de respetar, una valla de la casa de gobierno, un horario puesto por la familia, una celebración por el ídolo que se fue.

Vergüenza en mi corazón es lo que sentí. Y dolor infinito de perder la ultima esperanza que me quedaba en el alma. Me cortaron las piernas. 

Perdón Diego. Descansa en paz

En este país siempre pasa lo mismo. Es el mismo partido que lo pasan cuarenta mil veces en diferido. ( Diego Maradona - 2001)

Jugar sin público es jugar adentro de un cementerio. (Diego Maradona - 1987, después de un partido a puertas cerradas entre Napoli y Real Madrid)




martes, 17 de noviembre de 2020

Caminar

Fue un tiempo de descubrimientos, de reflexiones. 
De tratar de lograr una introspectiva que la llevara a saber cuál era su camino.
Ese camino ya recorrido muchas veces, pero ahora con una mirada nueva. 
Una perspectiva como la que te da cambiar el lente con un enfoque diferente.
Y una cosa llevo a la otra. Y se convirtió en letras y garabatos. 
Se fundió con el papel. Blanco y sin rayas tenia que ser. 
Y la pluma. Esas que tienen tinta de verdad. Esa que te mancha los dedos. 
Al principio sus palabras parecían garabatos apretados o sueltos, casi ininteligibles.
Como su alma, su corazón y todo su interior. Inteligibles.
Es ese proceso de retrospección, iba tratando de encontrar algo, descubrir y descubrirse. 
Días de silenciosa tristeza pasaron. Fechas importantes y celebraciones vacías. 
Ratos de desasosiego y bajón. 
Pero muy en el fondo, una esperanza.  Esa creencia que podría aparecer de repente.: Desenmarañar ese bodoque de escritura negra. Entrelazada en lagrimas contenidas. En sinsabores que solo se hablaron ahí. En el secreto de unas hojas y una pluma.


LUCIERNAGA



Era como una luciérnaga. 
Dormida, apagada.
Y de ella, solo decir que en su letargo, 
su historia, se había quedado sin luz.
Había perdido su propósito. Su rumbo.
Estaba ciega. Y no tenía la certeza de si era de noche o de día.
Se había quedado estancada, en el limbo de un tiempo 
que le parecía eterno y sin esperanza.
Con la creencia infantil que mágicamente, esa quietud iba a desaparecer 
y nuevamente iba a saber cuándo, debía brillar o encenderse. 
Pero no se daba cuenta, que solo de ella dependía y de nadie mas.

Si esto fuera una fábula, tendría su moraleja. 

Pero te la dejo a ti que lees. Y si te cabe el sayo, póntelo!


miércoles, 27 de mayo de 2020

Mi abuelo Papú


De repente, me encontré lustrando tu piedra con mis manos, que están resecas como lijas. Y te recordé en tu escritorio, donde estaba esa misma roca, a la que le habías pegado una de esas monedas de recordatorio, que solían acuñarse en tiempos lejanos, para conmemorar alguna fecha. Y que era tu “pisapapeles”
Y por un momento mientras frenéticamente sacaba lustre a la moneda, tratando de averiguar que decía, me iba acordando de vos.
Mi querido abuelo, científico loco, celoso y gracioso a tu manera. No me olvido cuando apenas tenia 5 o 6 y vivía con ustedes, como te esforzabas y tratabas con todo tu corazón de hacerme sentir en casa. Y me contabas el único cuento que recuerdo te habías inventado: La historia de petaquita, un enanito, que vivía en una cueva. Y que para darle un toque armabas con las  sabanas de la cama. 
Lo tuyo no era la literatura tradicional,  pero si que había literatura en tu vida! Aunque era de otro tipo, darwinista por cierto, donde los monos y los homos sapiens, tenían un lugar preponderante.
Horas traduciendo lecturas científicas del ingles, con un diccionario. 
Con anotaciones al costado de cada párrafo. Que trabajo querido abuelo! Hoy es todo tan sencillo en ese sentido!
Otra cosa que me encantaba y que obviamente era solo tuyo y de nadie mas, era
el secreter!  Ese espacio prohibido: la parte en que se bajaba la tapa y tenia un montón de cajoncitos, mas grandes y mas chicos y en donde guardabas un millón de tesoros, que habías ido encontrando o te habían regalado. Huesos, dientes, fósiles, FOSILES! Y hasta el cráneo mínimo de un monito, al que le hacías castañetear los dientes. 
La primera vez que fui a La Plata, fui con vos. Y me llevaste a ver los esqueletos de dinosaurios. Tengo un vago recuerdo, pero bueno, esos paseos y el botánico, eran tus preferidos.
Es increíble como te gustaba Moon river, esa canción que durante años me pedias que cantara, hasta que un día inventé como una especie de karaoke casero y la grabe para vos. Se te caían las lagrimas. La estoy escuchando ahora y se me llenan los ojos de lagrimas a mi. Es muy loco, porque de repente no me acordaba el nombre, se me había hecho una laguna inmensa,  me puse a escuchar folclore, como si me la mandaras vos, apareció entre tanto castellano, Moon river, and me.!  Y el tango, misa de 11. Ese que habías inventado! Y tu primo José, que se yo! Tantas cosas me vinieron de repente!
Querido papucho mio, hoy no se porque te extrañe todo el día, desde temprano. Tal vez al lustrar tu piedra, funciono como el genio de la lámpara! Y ahí vinieron todos estos recuerdos tan lindos 
Te quiero!
Maria. Un día de mayo de cuarentena de 2020