Era como una luciérnaga.
Dormida, apagada.
Y de ella, solo decir que en su letargo,
su historia, se había quedado sin luz.
Había perdido su propósito. Su rumbo.
Estaba ciega. Y no tenía la certeza de si era de noche o de día.
Se había quedado estancada, en el limbo de un tiempo
que le parecía eterno y sin esperanza.
Con la creencia infantil que mágicamente, esa quietud iba a desaparecer
y nuevamente iba a saber cuándo, debía brillar o encenderse.
Pero no se daba cuenta, que solo de ella dependía y de nadie mas.
Si esto fuera una fábula, tendría su moraleja.
Pero te la dejo a ti que lees. Y si te cabe el sayo, póntelo!
No hay comentarios:
Publicar un comentario