Anoche Chile nos ganó por penales y por segunda vez, la copa
América fue a parar al otro lado de la cordillera. Apenas terminar el partido,
Lionel Messi renunció a la selección. Al instante se generó un desbande en el que
los medios y opinólogos se pusieron a desgastar horas, hablando sin parar del
tema. Pero a mí, solo me surgieron un sinfín de pensamientos que van más allá
de esto.
Me puse a ver viejos comerciales de publicidad de sponsors
de la selección de años pasados, algunos que hablaban de derrota, otros de
triunfos que no fueron, pero casi todos, nos pintaban tal cual somos, nosotros,
los argentinos. Esto que pasa, esto que se vio, las cosas escuchadas, las que
se dijeron, las que se gritaron, no hacen más que mostrar cómo somos los argentinos
y el fútbol no es una excepción a esto.
El fútbol, es el fiel reflejo de nuestra sociedad, una
sociedad egoísta, individualista, que pregona el sálvese quien pueda y a costa
de quien sea. Falta de nacionalismo, de amor verdadero a nuestra patria, nuestros
colores. Porque habría de ser distinto con en el fútbol? Somos exitistas hasta
la médula. No concebimos grises, solo blancos o negros. Solo estamos a favor o
en contra. No nos bancamos a quien opina diferente.
Si un jugador como Messi, decide que quiere dejar de jugar
en la selección, tiene todo el derecho a dejar. Muchos podemos pensar que es
una decisión infantil e inmadura, puede ser; pero es su vida, su decisión. Messi
es un jugador de la hostia; para mí, es el mejor jugador de todos los tiempos.
Deja todo en la cancha; pero no es un líder natural. No lo va a ser nunca. No está
en su ADN. Y siente la presión que tiene que ser un líder y en su interior sabe
que no va a ser.
Y cuando se equivoca o erra, es él mismo quien no puede
perdonárselo, él es el mayor juez de sí mismo. No soporta perder, no soporta no
jugar, no soporta fracasar, no se banca no hacer goles. Por eso ayer se fue al
banco a rumiar su bajón. Es la propia presión la que lo agobia. Él es su propia
vara, él se pone las metas y no soporta no poder cumplirlas. Es eso un pecado,
su pecado? No hay que esperar de él más de lo que nos da y que es mucho, mucho:
ser un genio en lo que hace. Hacer bailar la pelota con sus pies, con la
cabeza. Hacer los pases más increíbles, eludir a cinco contrarios con una
naturalidad que parece fácil, hacer un tiro libre y poner la pelota donde
quiere…hace magia, MAGIA!
Y si, es una individualidad. Pero muy al contrario de lo que
opinan muchos, es totalmente diferente a otros jugadores promedio. Porque Messi
es generoso con sus compañeros, se mata por el equipo desde el primer silbato
al último. Descolla su habilidad, sube o baja, busca, encuentra, con
inteligencia y estrategia… Pero señores: es humano!
Como nos sentiríamos cada uno de nosotros, si escucháramos a
medio país criticándonos, hablando mal, comparándonos con otros. A ver: no
necesita estar en la selección, vivió prácticamente toda su vida en España y
sin embargo, deja su zona de confort, para jugar con nuestra, su camiseta. Deja
todo y a cambio, recibe críticas constantes y muy pesadas. Si yo fuera el,
también querría salir corriendo.
En Argentina hoy sos ídolo y mañana te crucifican. Basta por
favor! La maldición de los argentinos, es que no hay equipo. Y de eso se trata
todo, del fútbol y de la sociedad, un gran equipo que debe apoyar a todos los
que tienen la actitud y que demuestran que dieron todo en pos de un fin común. Cuando
aprendamos esto, de ser equipo en las buenas y en las malas, tal vez dejemos de ser una sociedad adolescente, para entrar en la madurez. Capaz en ese
momento se borren todas las grietas y digamos todos juntos: Oid mortales el
grito sagrado!...