jueves, 21 de agosto de 2014

Mensajes de amor

(Una recopilación de párrafos que encontré por ahí y que escribí hace como, un millón de años)


En el más recóndito lugar de mi alma encontré latente un mundo de sentimientos perdidos: La pasión,  la fantasía,  el amor y la poesía. Dormidos he invernando, como esperando a un ser o a una palabra mágica. Allí estaban todos, como aguardándote a ti y a tu mirada. Es increíble cómo de repente, este hecho puede conmoverte y ya nada te parece igual. Todo cambia y se ve tan diferente. Y cada día al despertar,  un nuevo desafío te estremece; y en lo profundo sentís que vale la pena estar vivo.

El sol se escondió detrás de la nube de aguas rojas y su luz que atravesaba las gotas y la espuma, formó un arco iris inmenso que desbordaba la vista. Y casi sin que me diera cuenta, se fueron apagando sus colores, mientras crecía y crecía,  tu imagen en mi corazón. El recuerdo de los besos robados en silencio, de las caricias y de tus ojos mirándome con su eterno color, con ese tono mágico que transformaba mi alma. Y nuestro amor enorme como un gigante,  enfrentando todos los fantasmas,  descubriendo todo lo que llevamos dentro. Despojado el corazón de cualquier duda,  sellados los labios por todas las promesas nunca hechas. Promesas de amor, lazos invisibles, lazos tan fuertes como los abrazos,  con los que nos dijimos, te amo. Ese amor, esa sed de estar juntos, de bebernos el tiempo de un sorbo. De dejarnos caer en un profundo sueño: el de dos almas desesperadas la una por la otra. Con el corazón abierto, con el alma expuesta,  sintiendo tan profundo, como ese río que tuve ante mis ojos. Y más fuerte que ese bosque, que se perdía de vista en el horizonte.

No puedo dejar de pensar en vos. Estás ahí.  Simplemente tú recuerdo descansando en mi alma, como una gran fotografía de color. Y esos labios que me dieron calor un día, me sonríen tan suavemente, como me besaron. La sensación de esa última caricia, aún ardiendo en mi piel. Una inesperada mirada de lejana intensidad. Estás, fuiste, eres;  no lo sé. Pero si se, qué no podré borrarte así nomás, como se vuela una hoja con el viento de otoño.  Y muy seguramente la nieve del invierno, cubrirá todas las huellas de tus pasos y de los míos. Y cuando la primavera llegue, otros árboles florecerán en mí.  Y en silencio, sonreiré por mi pasado. No será la primera vez;  ni creo que la última.  Nada es eterno;  sólo el tiempo que corre, en ese incansable reloj.

La luna me mira con sus pálidos ojos plateados y ahí donde su mundo nocturno existe, el reflejo en el espejo del mar y la arena aún tibia, me recuerdan a ti. Aquel momento infinito, aquel oasis. Como una salada caricia con gusto a amor eterno. Como olvidarlo. La húmeda brisa no me dejaba ver tus ojos,  pero adivinaba miradas de miel y de dulzura. A veces pienso que fue un sueño: El más bello. A veces pienso que esa luna, ese mar y esa arena,  están esperando con ansia que algún día regresemos, a proseguir con nuestro amor;  a terminar con nuestras penas y a sentir que nuestros corazones son como uno solo, latiendo juntos para siempre.

Ese momento de felicidad fue tan efímero, como un puñado de arena seca escurriéndose en la mano. Ese instante en que el alma extiende su esplendor y brilla al desnudo,  llenándose de armonía. Ese tiempo,  en el que esperamos con ansia que llegue el día,  para vivirlo en toda su plenitud. La vida es sólo eso la suma de momentos, de instantes y de tiempos. De ese deseo interno de estar en paz.

Fuiste para mí como un cálido refugio, como un oasis qué calmó mi sed,  como una isla donde pude ser feliz por un momento fugaz. Fuiste mi apoyo, mi amigo, mi amante.  Fuiste ese murmullo de arroyo en el campo, esa sensación de paz que da mirar las estrellas en una noche clara. Fuiste ternura infinita, fuiste una caricia en mi piel. Fuiste un amanecer con un sol tan rojo como el fuego. ¡Fuiste tantas cosas!


Quisiera despedirme. Si. Con algo de nostalgia, con algo de tristeza, no sé,  así nomás. Y como siempre, huyendo,  desapareciendo, escapando: hacia algún lugar donde tu espacio no me alcance. Espero que la vida te sonría y que alguna vez de tanto en tanto me recuerdes como yo lo haré contigo.