lunes, 21 de mayo de 2012

Las autopistas de Buenos Aires, tienen ese que se yo… viste?


Hablo de manejar, por ejemplo cuando voy a diario, al trabajo. Pequeño ritual: Ni bien subo al auto, me pongo el cinturón de seguridad, (sin el no puedo manejar), prendo el motor y arranco sin esperar mas de un segundo. Esto es así. Conozco gente que lo prende, y espera a que “caliente” el motor. No es cierto que los autos modernos no se calientan? Que tienen injection, y no se que otras cosas mas? Que obviamente ya no tienen “cebador”? Que antigüedad! Yo solo empiezo a andar, al tiempo que me persigno y encomiendo mi alma a Dios y María Santísima. Y pongo la radio. Básico.

Me dirijo hacia la autopista, lo más raudamente que la velocidad máxima de la avenida, me lo permita. No sin antes pasar, por varios lugares non sanctos, en los que el hecho de desviarte una sola cuadra, a derecha o izquierda, es entrar al triangulo de las bermudas, y si es que tenés la suerte de lograr salir, seguramente no sea en bermudas, sino en bolas (perdón por mi francés).

Ya adentrándome, en la fluida Autopista del Sol,  y nunca mal ponderada, Panamericana, empieza la verdadera lucha. La lucha desenfrenada de infinidad de hombres y mujeres al volante que sufren de fangionitis aguda y que creen que la tienen mas grande que yo. Y la tienen. Y de repente, me encuentro haciendo señas indecentes con mi dedo del medio, a camioneros, bondis y todo tipo de vehículos circulantes.

Básicamente la Panamericana es una lotería. Un accidente aquí, otro mas allá y los curiosos que nunca se pierden… Y es fija, fija! que no me entero del lío, antes de llegar a la bajada.
Se preguntarán porqué, si tengo la radio. Pues que la pongo! pero hete aquí, que en general, no engancho nunca, pero nunca, el informe del tránsito. Y cuando lo escucho y decido tomar otro camino, lo mas probable es que la información esté vieja y me tome mas tiempo, ir por el “atajo” que por el lugar de los hechos. En fin. Leyes de Murphy.

Mas nunca falta el día, en que el cuello de botella se arma, llegando a la General Paz, en tanto que tampoco falta, el vivillo argentino, que luego de hacer varios kilómetros por la banquina, quiere meterse entre mi auto y el que va a adelante, aunque no haya mas lugar, que para un alfiler…

De eso se trata. Del atropello general que no perdona sexo, edad o los conocimientos de cada uno en la materia.

Hace poco, una mañana de “esas”, en las que estaba mas apurada que nunca, voy a buscar las llaves del auto y oh sorpresa, no estaban por ningún lado.  En un rapto de inteligencia artificial (llamé a mi marido), opté por usar el duplicado. Demás está decir, que previamente revisé la basura, toda la casa y mucho mas. La llave original es la que tiene la alarma. La otra solo prende y apaga, como Lapegüe. En fin, ya al filo del tiempo, salí nomas, atribulada, pensando en el chino de conseguir una llave nueva.

Cuando iba por la querida Panamericana, por el carril del medio, veo que de otro auto me hacen señas, el amable señor, me avisaba que mi llave, estaba, COLGANDO DEL BAUL. A ver… que parte no entendí? Del baúl. No lo podía creer. Obvio que seguí andando y rezando, hasta que pude parar en la estación de servicio y verificar que efectivamente, ahí estaba. Cosas que pasan, en las mejores familias…

Pero la Panamericana nunca deja de depararme, sorpresas. Y así fue, que manejaba muy contenta, porque el tránsito era más que digno, vi venir de pronto, en dirección a mi auto una especie de cosa rebotando. A una buena velocidad, de por lo menos cien, un pedazo de hierro que saltó vaya a saber de donde, fue a darme en la bomba de nafta, con tal mala suerte, que cortó al medio el tubo que conecta el tanque con el motor… no se cómo, mareada por el olor a nafta, seguí hasta el final de la autopista, y ya en Donado, me hice de la dirección de un mecánico. Cuando paré el auto en la puerta de mi salvador, una catarata de nafta me vació el tanque. (la bomba y yo, no nos llevamos bien, definitivamente). No fue la única vez que perdí todo el combustible. La otra vez no llegue a ninguna parte. Me quedé en medio de la ruta ocho, casi a oscuras, hasta que mi hermano y el ACA vinieron a rescatarme.

Otra “Pana” sorpresa? Una goma, rauda y gigante a mi parecer, se cruzó desde los carriles contrarios… en dirección a mi parabrisas… Solo atiné a volantear. Dios estaba ahí conmigo, ya que por suerte, no venía nadie por mi derecha, porque sino no estaba escribiendo esto. Muchas veces los buenos reflejos, pueden ser los peores enemigos!

Nunca agarraron un cordón roto y este les “comió” parte de una goma nueva delantera? Pues a mi me pasó, San Telmo querido! Y alguna vez dejaron de ver un gran bache, que les dobló la llanta, hasta que se les desinfló la goma? O, por una casualidad del destino, no se les clavó en la misma cubierta un pedazo de plástico dejando un boquete? Ahhhh! solo a mi auto y a mi, nos pasan esas cosas.

Dos choques, no me explayaré. Solo un resumen: Nunca tuve la culpa, esto es cierto. Pero me pegaron de atrás dos veces, en la autopista, las dos veces fueron paisanos del interior, las dos veces con unas camionetas gigantes con defensas. Las dos veces me sellaron el baúl. Pero al menos las dos veces, tenían el seguro al día.

Soy una come cordones. Soy una come baches. Pero soy buena estacionando. Manejo a lo tachero, haciendo un millón de cambios. Mi viejo me enseño a manejar a los 12 años. No tengo multas. Respeto las velocidades máximas, no paso en rojo.  
Soy de Marte o soy de Venus?

jueves, 10 de mayo de 2012

Envejeciendo, pero online.


Creo que estoy envejeciendo. No le cuenten a nadie. Pero la verdad es que yo me siento de 30. Aunque los demás, no lo ven de ese modo. De ninguna manera… El otro día en la oficina, un compañero de trabajo me dijo: “pero si vos, sos como mi mamá..” casi me muero muerta. De verdad. Por eso, no me canso de afirmar, qué gran cosa, es no ver nada. Literalmente; sin los anteojos soy Magoo. Bueno la mayoría de la gente ni siquiera sabe quien es Magoo. En fin. Y entonces, me veo muy bien. Sin los anteojos claro. Aunque resulte contradictorio. 


Desde que tengo memoria,  me encuentro hablando con dichos tan viejos, que ni siquiera yo, se de donde salieron… y en casa, mi hijo menor no me entiende… que?!!! Y eso que quiere decir… porque siempre hablás con dichos…?!
Son tan literales...!  Cuando empezaron las clases les dije: estos primeros tiempos del cole, es cuando tienen que “hacer buena letra”, pero “si nosotros tenemos buena letra!”  No contenta con esa “metáfora”, agregué, se tienen que “meter a la maestra en el bolsillo”… me miraron con ojos desorbitados, supongo porque se imaginaron lo que sería ver a su maestra asomando de un bolsillo! 


No se en que parte, en que vericueto de la historia de estos niños, se les perdió la imaginación frondosa. 
Lo que mas usan básicamente, son los dedos. Para teclear algo, principalmente. Iphone, Ipad, Ipod, y todos los I del mundo (gracias Steve). Pasan del bendito control de la play a la BB, en menos que “canta un gallo” o debería decir mejor, en menos que suena un “ping”. 


Y ni que hablar de la dependencia absoluta del BBM o el Whatsapp que ya ha invadido a nuestra generación. Cuando veo que gente de 40 y mas, esta cambiando su perfil de BBM a cada rato:  “Estoy de vuelta”, “Buen día amigos”, “Hey, estoy feliz”, y cualquier otra cosa que se les ocurra; posteando en Facebook all day all night, etiquetando a Dios y María Santísima en cuanta cosa les parece totalmente relevante… (aunque no lo sea), pienso, que me debo estar poniendo vieja!


Lo bueno de toda esta tecnología, es que sé que hacen mis hijos a cada instante. Lo que puede querer decir, que por ejemplo, acaban de filmar un video casero y que en menos de medio segundo, ya lo subieron y me lo compartieron; hasta que me mencionen en un mensaje de twitter, que verán todos sus seguidores y en el que seguramente, no he de quedar muy bien parada!


O que los escuche hablar con la luz de su cuarto apagada… Y entonces es cuando voy corriendo, para ver si es que están sufriendo de un ataque de sonambulismo pasajero y en su lugar, me encuentro con un niño que en lugar de dormir, habla por skype con su primo por Ipod, bien metidito en su cama.


A pesar de mi vejestud y mi crítica, no puedo negar que soy fan de la tech. Como que no. Pero como todo, a no exagerar muchachos! Que la artrosis les llegará mucho mas rápido que a mi, ténganlo por seguro!