miércoles, 27 de mayo de 2020

Mi abuelo Papú


De repente, me encontré lustrando tu piedra con mis manos, que están resecas como lijas. Y te recordé en tu escritorio, donde estaba esa misma roca, a la que le habías pegado una de esas monedas de recordatorio, que solían acuñarse en tiempos lejanos, para conmemorar alguna fecha. Y que era tu “pisapapeles”
Y por un momento mientras frenéticamente sacaba lustre a la moneda, tratando de averiguar que decía, me iba acordando de vos.
Mi querido abuelo, científico loco, celoso y gracioso a tu manera. No me olvido cuando apenas tenia 5 o 6 y vivía con ustedes, como te esforzabas y tratabas con todo tu corazón de hacerme sentir en casa. Y me contabas el único cuento que recuerdo te habías inventado: La historia de petaquita, un enanito, que vivía en una cueva. Y que para darle un toque armabas con las  sabanas de la cama. 
Lo tuyo no era la literatura tradicional,  pero si que había literatura en tu vida! Aunque era de otro tipo, darwinista por cierto, donde los monos y los homos sapiens, tenían un lugar preponderante.
Horas traduciendo lecturas científicas del ingles, con un diccionario. 
Con anotaciones al costado de cada párrafo. Que trabajo querido abuelo! Hoy es todo tan sencillo en ese sentido!
Otra cosa que me encantaba y que obviamente era solo tuyo y de nadie mas, era
el secreter!  Ese espacio prohibido: la parte en que se bajaba la tapa y tenia un montón de cajoncitos, mas grandes y mas chicos y en donde guardabas un millón de tesoros, que habías ido encontrando o te habían regalado. Huesos, dientes, fósiles, FOSILES! Y hasta el cráneo mínimo de un monito, al que le hacías castañetear los dientes. 
La primera vez que fui a La Plata, fui con vos. Y me llevaste a ver los esqueletos de dinosaurios. Tengo un vago recuerdo, pero bueno, esos paseos y el botánico, eran tus preferidos.
Es increíble como te gustaba Moon river, esa canción que durante años me pedias que cantara, hasta que un día inventé como una especie de karaoke casero y la grabe para vos. Se te caían las lagrimas. La estoy escuchando ahora y se me llenan los ojos de lagrimas a mi. Es muy loco, porque de repente no me acordaba el nombre, se me había hecho una laguna inmensa,  me puse a escuchar folclore, como si me la mandaras vos, apareció entre tanto castellano, Moon river, and me.!  Y el tango, misa de 11. Ese que habías inventado! Y tu primo José, que se yo! Tantas cosas me vinieron de repente!
Querido papucho mio, hoy no se porque te extrañe todo el día, desde temprano. Tal vez al lustrar tu piedra, funciono como el genio de la lámpara! Y ahí vinieron todos estos recuerdos tan lindos 
Te quiero!
Maria. Un día de mayo de cuarentena de 2020