domingo, 6 de noviembre de 2016

Rio manso

Como un silencio enorme se desato en mi pecho,
fundiéndose mi alma como las velas hinchadas.

Y el viento se hizo canto y fue despertando amarras
en una danza infinita, del barco con el agua.

Entonces los sentidos desataron sus manos.
Henchidos, suspirando por ese rio manso.

Y el sol se hizo enorme, fue dorando gaviotas pero 
con caricias tiernas, las nubes caprichosas.

Entonces las miradas cobraron vida propia; 
brillantes, aleteando por ese río manso.

Y con cada nudo surcado, un sinfín de sensaciones 
envolvían el alma de la tarde.

Entonces nuestras risas se hicieron ecos vagos, 
corriendo sin descanso, por ese río manso.

Y las luces se hicieron amigas de las sombras, y 
como si nada importara, jugaban escondidas.

Entonces la tarde se fue volviendo noche al tiempo 
que el reflejo se apagaba, por ese rio manso.

Y casi sin querer ni darnos cuenta, llegamos con el 
corazón abierto, al puerto que esperaba.

El surco de la espuma se fue esfumando entonces, 
como un suspiro final y desaparecido por ese rio 
manso.

sábado, 5 de noviembre de 2016

A San Telmo



La mirada recorre suavemente tu plaza y se detiene; intactos los sentidos.
El sol, arquitecto impensado, dibuja con tus sombras, cien almas y mil nidos.
Y es tu bullicio, murmullo en los rincones; cuchichear de palomas, de gentes y vitrolas.
Laberinto estrecho de ilusiones antiguas. Fantasmagóricos sueños sin fronteras; que cada domingo pueblan los puestos que rebosan de recuerdos olvidados.
Son partes de una historia de esparcidas páginas y solitarias hojas arrancadas a algún viejo almanaque.
¡Qué extraño encantamiento tienes! ¡Que mezcla tan ilógica y tan mágica a la vez!
De juventud te llenas y de vida, a pesar que en tu esencia eres antigua.
En tus esquinas palpitan las notas de algún tango triste y vigente. Y tus baldosas y adoquines guardan el secreto de quienes los pisaron.
No dejes que te hagan temblar, San Telmo mía, extrañas manos que no saben lo que guardas. Porque una parte de mi se iría contigo y tus recuerdos,  dejando en mi alma un vacío insoslayable.

En algún mes de 1990

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jueves, 29 de septiembre de 2016

29 de septiembre


Decepción. Aunque no sé, si es exactamente la palabra. Evidentemente soy muy idealista. Y en general veo el vaso medio lleno. Y constantemente espero que algunas personas hagan cosas de una manera que no hacen, ni piensan hacer. No sé si esto está bien. Digo, esperar. No sé si en realidad, es porque apuesto a diario, a que la gente es mejor de lo que es. Y entonces me decepciono. Mucho. 

Y seguramente no es personal. Pero ese es el problema. Somos personas. Entonces es personal. Si alguien le hace algo malo a una persona, es como si me lo hiciera a mí. No importa si a mí me trata como reina. Y viceversa.
Cuando uno es de un modo, debe serlo por igual con todos y en todas partes. No podes ser genial en un lado y un desastre en otro. No existe esa dicotomía. En alguno de esos lugares, no estas siendo vos. La estas careteando. Eso me saca. Estoy por la gente que es auténtica, con todo lo bueno y lo malo que ello implica.

Es la falta de compromiso. De defender lo justo, lo que corresponde; agotando todas las instancias que se tenga para lograrlo. No hablo de lo que no está al alcance. Hablo de lo que muchas personas pueden hacer y no hacen; por distintas razones: abulia, vagancia, falta de compromiso, no jugarse por el otro, o la comodidad de no querer hacerlo simplemente, porque es incómodo. Ese lugar de apatía en el que se plantan muchas personas. Que no se juegan porque no quieren enfrentar conflictos. Ese lugar de confort egoísta. Esto también me saca.

El conflicto va a existir siempre. Porque en nuestra efímera humanidad somos todos distintos y gracias a Dios lo somos. Y no es mala palabra. Y no es irremontable. Es un conflicto que en definitiva hace que nos demos cuenta que estamos vivos y no somos una ameba flotando en un mar de mentirosa calma chicha.

Es todo por hoy. Que no es poco.

miércoles, 28 de septiembre de 2016

28 de septiembre de 2016


Hoy miré a través de tus ojos y no vi nada. Mi corazón estalló en pedazos. 
A veces parece que todo va a volver a ser como antes. Es entonces cuando me doy cuenta con pena que quizás nunca hubo un antes. 
Cuando me siento tan ignorada por tu ser, siento que mi vida es como una filosa mañana de invierno sin sol ni cobijo.

Siento que llegó el momento de re preguntarme, porque evidentemente, antes no lo he hecho correctamente. Creo que mi mente ha fabricado sistemáticamente las respuestas adecuadas para un auto engaño y así no tomar decisiones difíciles. 

Estuve viendo que no he realizado todo lo que he soñado. Quizás no he soñado cuando correspondía, quizás he sido cobarde. O quizás he realizado muchas cosas que no había soñado. Y que en realidad eran las que debía realizar.

Tengo la sensación que el tiempo ha corrido más rápido que yo. Y hoy, no puedo alcanzar esos trenes que han partido hace rato. 

Hay gente que me ha dicho que en la amistad uno cosecha lo que siembra, una frase hecha como tantas otras. Y me quedé pensando que muy probablemente lo que siembran algunos, es una careta falsa; un lugar en donde las verdades nunca se dicen del todo. Es posible que esa forma dé como resultado que esas amistades perduren. Es complicado cuando la verdad se oculta a los ojos de tu “amigo”. Porque se va quedando dentro tuyo, hasta que un día se convierte en enojo. 

Si estoy escribiendo, significa que me puse a pensar. Que me puse en movimiento. Y eso es como un punto de luz brillante al que seguir de ahora en más. Un atisbo de que no todo está perdido definitivamente.

Es todo por hoy.

lunes, 27 de junio de 2016

LIO.


Anoche Chile nos ganó por penales y por segunda vez, la copa América fue a parar al otro lado de la cordillera. Apenas terminar el partido, Lionel Messi renunció a la selección. Al instante se generó un desbande en el que los medios y opinólogos se pusieron a desgastar horas, hablando sin parar del tema. Pero a mí, solo me surgieron un sinfín de pensamientos que van más allá de esto.
Me puse a ver viejos comerciales de publicidad de sponsors de la selección de años pasados, algunos que hablaban de derrota, otros de triunfos que no fueron, pero casi todos, nos pintaban tal cual somos, nosotros, los argentinos. Esto que pasa, esto que se vio, las cosas escuchadas, las que se dijeron, las que se gritaron, no hacen más que mostrar cómo somos los argentinos y el fútbol no es una excepción a esto.

El fútbol, es el fiel reflejo de nuestra sociedad, una sociedad egoísta, individualista, que pregona el sálvese quien pueda y a costa de quien sea. Falta de nacionalismo, de amor verdadero a nuestra patria, nuestros colores. Porque habría de ser distinto con en el fútbol? Somos exitistas hasta la médula. No concebimos grises, solo blancos o negros. Solo estamos a favor o en contra. No nos bancamos a quien opina diferente.

Si un jugador como Messi, decide que quiere dejar de jugar en la selección, tiene todo el derecho a dejar. Muchos podemos pensar que es una decisión infantil e inmadura, puede ser; pero es su vida, su decisión. Messi es un jugador de la hostia; para mí, es el mejor jugador de todos los tiempos. Deja todo en la cancha; pero no es un líder natural. No lo va a ser nunca. No está en su ADN. Y siente la presión que tiene que ser un líder y en su interior sabe que no va a ser.
Y cuando se equivoca o erra, es él mismo quien no puede perdonárselo, él es el mayor juez de sí mismo. No soporta perder, no soporta no jugar, no soporta fracasar, no se banca no hacer goles. Por eso ayer se fue al banco a rumiar su bajón. Es la propia presión la que lo agobia. Él es su propia vara, él se pone las metas y no soporta no poder cumplirlas. Es eso un pecado, su pecado? No hay que esperar de él más de lo que nos da y que es mucho, mucho: ser un genio en lo que hace. Hacer bailar la pelota con sus pies, con la cabeza. Hacer los pases más increíbles, eludir a cinco contrarios con una naturalidad que parece fácil, hacer un tiro libre y poner la pelota donde quiere…hace magia, MAGIA!
Y si, es una individualidad. Pero muy al contrario de lo que opinan muchos, es totalmente diferente a otros jugadores promedio. Porque Messi es generoso con sus compañeros, se mata por el equipo desde el primer silbato al último. Descolla su habilidad, sube o baja, busca, encuentra, con inteligencia y estrategia… Pero señores: es humano!

Como nos sentiríamos cada uno de nosotros, si escucháramos a medio país criticándonos, hablando mal, comparándonos con otros. A ver: no necesita estar en la selección, vivió prácticamente toda su vida en España y sin embargo, deja su zona de confort, para jugar con nuestra, su camiseta. Deja todo y a cambio, recibe críticas constantes y muy pesadas. Si yo fuera el, también querría salir corriendo.

En Argentina hoy sos ídolo y mañana te crucifican. Basta por favor! La maldición de los argentinos, es que no hay equipo. Y de eso se trata todo, del fútbol y de la sociedad, un gran equipo que debe apoyar a todos los que tienen la actitud y que demuestran que dieron todo en pos de un fin común. Cuando aprendamos esto, de ser equipo en las buenas y en las malas, tal vez dejemos de ser una sociedad adolescente, para entrar en la madurez. Capaz en ese momento se borren todas las grietas y digamos todos juntos: Oid mortales el grito sagrado!...