miércoles, 18 de agosto de 2010

Navidades, eran las de antes...


La navidad es una fecha muy importante. Es donde en general se reúne, toda la familia. Con el importante objetivo de darle curso a una de las fiestas más esperadas del año. En Navidad, recordamos
- gastronómicamente hablando- que Jesús vino a nosotros para traernos, hace más de dos mil años, la paz al espíritu y el regocijo del estómago; aunque habitualmente la gente suele hacer mucho más hincapié en esto último… Y descubrimos con placer, las habilidades culinarias de la parentela presente: pavos, carnes, salsas, ensaladas varias, todas provistas de las calorías necesarias, para pasar sin prisa ni prosa, el “fresco” verano bonaerense…Y para rematar el cuadro, el infaltable y etílico champagne.
De esto y mucho mas, se compone este adorado ágape gastro-espiritual, que nos sorprende a todos cuando dan, las doce de la noche, con una mano en el corazón y la otra en el pio nono.  

Pero antes de que llegue ese día, tan esperado por grandes y chicos, no nos queda otra alternativa, que pasar por uno que otro vericueto epistolar, para averiguar -sin levantar la perdiz- qué regalos quieren los mas pequeños, los que aun creen (o fingen creer) en Papá Noel. Entonces nos encontramos en menos que canta un gallo, con las cartas a Santa: listas interminables de juguetes carísimos, que los menores de edad confeccionan con la mayor ilusión y la no poca influencia del millón de avisos pautados por mis amigos publicitarios en Disney Channel.
HO, HO, HO… que estrategia usaremos los pobres padres,  para disuadir al niño en cuestión y convencerlo de que Santa no le va a traer la Wii último modelo, ni la netbook con cámara incorporada, ni la Blackberry  y definitivamente menos la escoba mágica de Harry Potter?

Inducción señores. Los padres deben hacer un curso previo a esas fechas para poder influir, inducir e incorporar en la mentecilla de sus vástagos, por lo menos alguno de los regalos que seguramente, aquella madre o abuela muy organizada, compró unos meses antes aprovechando alguna promo especial del shopping.

Pero cuando finalmente llega el momento y todos corremos a ver si logramos ver los renos y el trineo, el instante se congela en una algarabía general. Y somos todos (grandes, chicos, creyentes y fingidores) parte de una “estampa” viviente, como la más linda de las fotos del momento “Kodak”. Se produce un desbande general, apuramos la ronda de champagne, en tanto que levantamos copas y nos deseamos Feliz Nochebuena! Y por un momento fugaz, recordamos como en una película muda, todas esas navidades de nuestra vida y volvemos a ser una vez más, como pequeños.








7 comentarios:

  1. aa....no se no me gusta jajajjaa
    mentira tia sigue dandome fiaca pero almenos entre no?

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  2. Qué bueno!! Me encantó!!

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  3. Cuántas verdades!!! Me hiciste reir, y me gusta cómo escribis!!! Mecha

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  4. eN ESTA NAVIDAD CUANDO PREPARE EL PIONONO, ME VOY A ACORDAR DE TU PIO NONO!!!

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  5. BIEN!!! LA DEL COMENTARIO ANTERIOR ERA YO,,,,POR FIN PUDE DEJARTE UN COMENTARIO!!!! TKM Gabriela R

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  6. Maria, como siempre un lujo lo que decías y cómo lo decías! tenés que dedicarte a la prosa. Te mando un beso grande!!! Paula Olagnero

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  7. María,
    estuve leyendo de todo un poco, me reí mucho con algunos cuentos y me sentí muy identificada. Muy lindo todo lo que escribís, qué épocas las de antes......Bsos
    Estela Traverso

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