sábado, 23 de octubre de 2010

De nombres, apellidos y otras jergas.

A menudo me pongo a pensar en lo mucho que significa el nombre de uno. En cómo nos marca, a veces, irremediablemente. Eso no sería nada, sino fuera porque si bien, el nombre y el apellido nos viene dado, como legado familiar, en otros casos impensadamente, (o pensado), hay personas que han hecho de su apellido, una verdadera herencia. Y algunos otros más, lo continúan en una profesión.

Confieso que tengo una manía, no agradable para muchos de ustedes seguramente, que es la de leer los obituarios en el diario. No busco nada en general, pero no dejan de llamarme la atención, los nombres que suelen ponerle los padres a sus hijos. Tomás, por ejemplo un lindo nombre, clásico, pero que de seguro se ha prestado en la historia, a infinidad de chistes y chanzas. Ahora, si tu apellido es TINTO, definitivamente NO puedes ponerle a tu hijo Tomás! Juro que no invento. “Tomás Tinto” decía el aviso fúnebre. Lo vi con mis propios ojos, aunque no pudiese creerlo. Pueden imaginar la vida de ese pobre hombre?

Otro claro ejemplo de lo que he de llamar “compensación de apellido” es el caso del Sr. Angel Perversi. Se ve que los pobres padres, atentos a la llegada del vástago heredero, se devanaron los sesos, pensando en cómo iban a nombrar a su hijo, para contrarrestar por supuesto, cualquier significado que pudiese ser inferido de su apellido.

O sin ir más lejos, hay una familia conocida mía, que a todos los hijos varones les ponen de nombre León… el apellido, Calvo! Por suerte, la última generación de “leones calvo”, ha decidido romper con la tradición…

Hay otras personas en cambio, que conscientes de su apellido, parece hubiesen elegido su profesión de acuerdo al mismo. Un sinfín de ejemplos de gente que conozco o que he leído me viene a la mente. Un cirujano que ponía implantes mamarios: el Dr. Bustos. O el ginecólogo de una conocida, el Dr. Chacón y el del un colega de este, el Dr. De la Cueva. O el de aquel comisario mediático de la policía, el Sr. Seisdedos. Cada vez que era nombrado en los medios, me imaginaba la trillada frase, “te alcanzará el largo brazo de la ley” (con los seis dedos del comisario!)

Y definitivamente otros, a los que las vueltas de la vida los llevaron a ser por ejemplo,  el presidente del centro gallego, como el Sr. Néstor Cuadrado. O como el presidente del automóvil club, el Sr. Carman.
Y la casa de sanitarios? Sanitarios Orteli. Nada más adecuado!
Y como broche de oro, la gente de Quilmes inspirada en estas raras vueltas de nombres y apellidos, inventó a Elsa Bor de Lencuentro. Todavía me estoy riendo…

Pero como toda reflexión que se precie de tal, esto tiene que tener una moraleja, a saber: elegir el nombre de un hijo, no es moco de pavo. Hay que pensar dos veces antes de hacerse los “originales”…

1 comentario: