domingo, 20 de febrero de 2011

Seguridad, Divino Tesoro. Segunda Parte.


Pero punga va, punga viene, uno no suele zafar del robo “carteril” en pleno centro de la urbe porteña. Escenario: Domingo de tarde, salida del teatro Coliseo, luego de cierto espectáculo infantil. Muchedumbre importante, gratis era la entrada. Hall del teatro, atestado. Lleno como pocos. Generosa ocurrencia la mía, llevar a varios sobrinos además de mi hija, con la ayuda de una hermana. Con la cartera a lo bandolero y un niño en cada mano, la concentración puesta en no perder a nadie en el tumulto. Cuando de pronto, mi hermana me dice: “cuidado, me parece que están robando”… en un abrir y cerrar de ojos, miré y mi billetera no estaba más. No sé porque, pero ese día tenía allí, todo lo que alguien puede tener. La plata que me quedaba hasta fin de mes, el registro recién renovado y hasta la credencial de la obra social de mi hija entre otras cosas. Cosas que pasan. 
Mi hermana me señala a un hombre y me dice “creo que fue ese… “en un segundo la locura, la bronca, no sé que más, se me cruzaron por la cabeza y dejando a los críos a su cuidado,  fui a encarar al susodicho gritando a voz en cuello “Me robaste, ME ROBASTE!!!!”, con una mano lo agarré del cuello de la campera, con la otra revisaba todo lo que el hombre tenía encima.  En búsqueda infructuosa de mi billetera y mis documentos. El hombre no reaccionaba, a Dios gracias!... Factor sorpresa! En ese momento otras varias mujeres se acercaron gritando: “A mí también me robó!, a mi también!” al tiempo que mostraban sus carteras cortadas y su impotencia. El panchero que estaba en la calle, aprovechando para hacerse unos mangos, aplaudía mi locura temporal,  al tiempo que gritaba: “Muy bien señora!!!”. Un espectáculo dantesco si los hay, en medio de un descontrol de gente, realmente mucha, mucha gente.
En menos de un segundo se hicieron presentes los guardias del teatro. Quienes custodiaron al hombre hasta que llegó la policía. No recuperé mi billetera. Eran tres pungas a falta de uno y fuimos todos a parar a la comisaria 1. Resumiendo. El hombre quedó preso. Carátula, robo en banda. Y fue preso durante 6 meses. Me enteré por una notificación del juez.
Terminé de declarar muy tarde esa noche. Mis familiares se habían ido, hermana, sobrinos, todos. Y de pronto, me di cuenta que no tenía un cobre para volver a casa. Conclusión, tuve que hacerles “dedo” a los guardias del teatro, que amablemente, me tiraron en Olivos. Que mas podía pasar?

Moraleja: No se puede ir a teatros y espectáculos con niños los domingos por la tarde.

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