martes, 22 de febrero de 2011

Seguridad, Divino Tesoro. Quinta parte!!!!!

Este, fue un episodio de paranoia post asaltos, que muestra a las claras lo que afirme en mis relatos anteriores.
Había ido a tomar un café con una amiga. Eran como las nueve de la noche, un día de semana, cerca del barrio de la horqueta. La calle Uruguay en reparaciones. Dos opciones: hacer un camino larguísimo yendo para atrás y tomar la autopista, o aventurarme y tomar  un supuesto camino alternativo y no tan peligroso. Para retomar la calle Uruguay más adelante. Obviamente, me decidí por el camino corto. Empiezo a andar y me doy cuenta que me había equivocado de ruta... El terror se apoderó de mi,  cuando veo que se acercaban caminando por el medio de la calle, en la oscuridad, cuatro hombres. Se me cruzó instantáneamente la idea de que me iban a asaltar… En que estaba pensando? Hice un giro raro con mi auto, como para escaparme, as usual. Con tan mala suerte, que en la esquina en cuestión y fruto de los arreglos, había dos acequias de cemento. Doblé exactamente encima. Con  tan mala suerte les repito,  que me quedó una rueda en cada acequia, clavadas. Era imposible salir de ahí sin una grúa y los hombres cada vez más cerca. Mi mente aterrorizada, pensaba a mil. Entonces no se me ocurrió mejor idea y me baje del auto. Empecé a gritarle a los mismísimos hombres que eran mis supuestos atacantes: Ayúdenme! Ayúdenme!
Finalmente vinieron en mi ayuda. Los cuatro. Más cinco vecinos más, que salieron de unas casas por ahí. Entre los nueve, levantaron mi auto y me sacaron de ahí. Nadie quería asaltarme, eso estaba claro. La sumatoria de episodios hizo que me volviera  paranoica y que vea fantasmas donde no los hay. Aunque sea verdad que hay varios dando vueltas.
Dije que terminaba. No. Le dije que vivo en un barrio cerrado. Infinitamente pequeño. Pero no para un “grupo comando”. Para ellos, ideal. Mapa del barrio. Casas marcadas. No me toco. Nos pasó dos veces en menos de seis meses.
La paranoia de los que viven ahí, es tremenda. A veces siento que estoy en una cárcel. Y ni que hablar la gente que viene de visita. Casi que les hacen un ADN. Les piden de todo, los hacen esperar. Se hace una cola interminable. Ni que hablar si es un día festivo.
Definitivamente una locura colectiva.

Moraleja: No salgas a tomar café con tus amigas y no vivas en barrio cerrado, no son para nada seguros. 

1 comentario:

  1. Con todo lo que he leído (perfectamente relatado como es tu costumbre) creo que la moraleja sería: No nazcas. Quédate en la panza de tu mamá que es más seguro. Muy bueno, María.

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