jueves, 5 de julio de 2018

Morir Viviendo.



Cerró los ojos. 

Un poco por el cansancio y la angustia; otro poco por la certeza que esos, serían los últimos momentos. 
Por primera vez en su vida, sintió miedo y soledad.

Siendo la más chica de 6 hermanos, hasta los 21 no había salido nunca de Misiones y no conocía el mar.

Sin embargo, ahí en Oberá, le habían tocado vivir experiencias difíciles: la temprana muerte de un hermano en un accidente de tránsito y al poco tiempo la de su mama, casi que de pena.

En Internet vio un aviso de la armada y se inscribió. Y se fue con una foto de su madre en la billetera y un sueño en el corazón. Se mudo a Mar del Plata.

Nació en 1982. El mismo año que empezó la construcción del Ara San Juan. ¿Casualidad?

¡Con cuanta emoción embarcó aquel día soleado en el puerto de Ushuaia! Iban de regreso a casa.

Con el corazón henchido y el orgullo de ser la primera mujer submarinista de argentina, ¡de Latinoamérica!, la “Reina de los mares” como la había bautizado su papa.

Su primer viaje en el San Juan como Jefe De Armas. Uno de los pocos submarinos de su especie todavía en funcionamiento.

Era como si estuvieran destinados el uno al otro.

Hubo una falla técnica, principio de fuego y entrada de agua. Problemas con la batería.

Luego de enviar un último mensaje, perdieron contacto. El oxígeno no iba a durar mucho.

Y miles de millones de litros de agua y oscuridad los separaban de la esperanza; de la vida.

Se habían sumergido para protegerse de la tormenta que se había desatado en la superficie.

Una lágrima se escapó, rodando por su mejilla.  A pesar de su juventud de 36 años, había luchado por ser y destacar en ese mundo tan masculino y lo había logrado.

Le pareció que la llamaban, ¿Eli? ¡¿Eli?! No tuvo mas miedo.

Y en un solo segundo, ella y su barco se fundieron y se volvieron parte del mar que amaban.


2 comentarios:

  1. Muy lindo relato María. Me impactó lo que pasó con el submarino, y es angustiante pensar en los que estaban ahí adentro esperando el final. Me gusta mucho tu visión de que vivieron el final en paz, con tranquilidad. Es esperanzador. Gracias !

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