Cómo, dos
frases, una negativa y otra positiva, podrían cambiar el futuro de nuestro
amado país.
Y todo se
remonta a estar buscando mi historia personal. Los datos exactos de mi
bisabuelo, que fue exponente de la generación del 80 (1880).Y de los primeros
años del siglo XX en argentina.
De esa
búsqueda entendí todo lo que esas generaciones trabajaron en pos de hacer
crecer la república, con ideas, construyendo, poniendo vías, desarrollando este
esplendido país que tenemos.
Los
proyectos realizados, los edificios y lugares, que sus impulsos y trabajo arduo, esfuerzo propio, le dieron el empuje a esta tierra, para hacerla en ese
tiempo, tan moderna como los países que habían dejado o mejor.
A como fue, que de esos próceres reales, de esa historia que caminamos a diario y que hoy parece más
bien una fábula, pasamos a este tiempo, en
que nos dicen lo que tenemos que hacer y lo que no.
Donde quedo
aquella argentina la que venían a instalarse desde todo el mundo, con esperanza,
de trabajar y ser argentino; a esta en la que tantos no quieren trabajar,
creyendo que todo les debe ser dado sin esfuerzo alguno.
Y a otros
que quieren hacerlo, pero no tienen la chance ni la oportunidad.
De aquellos nos dieron la dignidad de ser independientes. De bastarnos a nosotros mismos.
A estos, los gobernantes de hoy, que nos obligan a la indignidad de la dependencia del estado.
En el que
estamos presos de sus veleidades y sus corruptas almas, que solo relatan
historias que no son ciertas. Que crean confusión en la gente y desatan esa desesperación masiva, que conlleva a que esa movilidad social, que era el oro de nuestro país, sea hoy una
quimera.
Este país,
que ofrece colegios públicos y universidades en donde educarse, que pagamos
todos con los impuestos, pero a las cuales todos pueden acceder.
La enorme
clase media otrora orgullo nuestro, va desapareciendo en como hilachas en la historia
de los últimos años. Tristes de mentiras y de indignidad en todo sentido.
Para
algunos descendientes de aquellos que forjaron este país con trabajo, llego la
hora en que quizás deban volver a los lugares que dejaron sus ancestros.
Yo me
resisto aun. No quiero darme por vencida. Por eso: Argentinos míos; no pierdan
su independencia. Rechacen la indignidad que estos gobiernos proponen. Rechacen
ser esclavos de este estado corrupto y pidan trabajo digno e independiente.
Clase media
trabajadora que sostiene al país: No aceptemos más estas reglas de juego
sucias, que van dejándonos en la pobreza del cuerpo y del alma. Que van matando
de a poco nuestra cultura, nuestra educación, nuestra esperanza y nuestro amor
por esta tierra. No dejen que nos ahoguen con sus impuestos y sus
manipulaciones. No bajemos los brazos hasta que hagan algo
que de verdad sea por nosotros y no por ellos.
MARIA CHANOURDIE.
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