lunes, 9 de octubre de 2017

Del servicio doméstico y esas yerbas: Quinta parte…. las Pérez


Las Pérez.

Aun sin haber cumplido un año, Alejandra, decidió de repente, que no quería trabajar más! 
Bien por ella! No quiero aburrirlos dando muchos detalles del tiempo que estuvo en casa. 

Solo contar, que además de faltar casi un mes, de los diez que estuvo, y de otro pequeñísimo detalle, que voy a mencionar.  A la semana de empezar a trabajar, estando yo enferma en casa, la llamo en un momento, la busco sin éxito, y me doy cuenta que se había ido!  Al día siguiente, llegó el correo, había renunciado telegrama mediante! Sin decir porque!; todavía estoy preguntándome que paso, en fin. Hubo que convencerla que siga. Nada, todo bien…

Y de nuevo, como siempre, la desesperación se apoderó de mí. Esta vez, me juré: ¡No voy a tomar a la primera persona que entreviste!

Y de hecho, pedí ayuda y datos por todos lados! en grupos, vecinos, mails, etc. Y para mi sorpresa, tuve bastante repercusión… vinieron y escribieron varias chicas y no tan chicas… y me whatsappearon, ¡cómo me whatsappearon!  Ahora todo se resuelve por ahí! Como cambian las cosas de un año a otro! Yo miraba las fotos y los estados… para pre filtrar… y me encontré con cosas como esta: foto de León, con frase: Porque yo Jehová soy tu Dios… etc… Mmm! Otra: Prometo permitirnos el milagro de la libertad! Mmm…! Y así siguiendo…

Pero la primera mujer que vino, de la mano de una vecina, se llamaba Antonia. Antonia, Pérez. Y no tenía whatsapp.
Y llegó con su paz y sus bendiciones! Y su cara sonriente! En su bicicleta, porque vive cerca. 

Al instante supe que era ella. Chiquita, simpática, con su cara de eterna alegría. Humilde en su ser, en su forma. Sencilla, sin dobleces. Evangelista. Estudiosa de la biblia. Y agradecida como nunca he visto. 

Y desde el primer momento, conectamos. Sera que estoy mayor y que me banco más cosas. Debo señalar que fuera de algún descuido en el lavado,que redundó en que mis toallas blancas, ahora sean rosa pálido, todo está en orden. 

Ya cumplió un año en casa. Y ahí estamos, con una dieta un poco repetitiva, pero es lo que hay. 

Solo faltó una vez. Un solo día. 
Y nunca llega tarde sin aviso. 

Y ahora además tiene whatsapp. 

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