De cierta
forma y a pesar de todo, uno se encariña con la gente. Y de un día para otro,
deciden sin prisa ni pausa, irse. Y esta bien. Hay etapas que se cierran. En
este caso, luego de cinco años en casa y mucha, pero mucha tierra acumulada por
donde el ojo alcanza, y mas allá también, China decidió volver a su tierra, no
sin antes convertirse en ciudadana argentina. Y todavía sigo preguntándome
porque. Digo, si se volvía a Dominicana, para que hacerse ciudadana argentina?
En fin, aun no tengo dotes de adivina y por las canas que peino (si, me las
tiño, es cierto), dudo que alguna vez tenga esa virtud mágica...Por lo tanto,
vino chévere, y se fue “che-porteña”.
Y con ella se
fueron también, su música de ronquidos nocturnos, su vestimenta brillante y
poblada de los colores opuestos... (rojo y verde juntos, sus preferidos!), sus
rulos al viento en la mañana, el pijama de ositos de pantalón pescador y sus
ojotas de hello kitty.
Pero no
quería que la olvidásemos rápidamente, no. Para ello en cambio, nos dejó de
recuerdo el legado de cientos, que digo cientos: miles! de llamados de todos
los acreedores, a los cuales no les pagó un céntimo de todo lo que
evidentemente se compró, como despedida de Buenos Aires.
O sea que al
menos cuatro veces al día o mas, en especial sábados y domingos y ya a partir
de las 8 de la mañana, el teléfono suena hasta el cansancio y al atender se
escucha: estamos llamando de tal para recordarle que aun no ha abonado la deuda
que tiene. Le estamos llamando del estudio cual para pedirle que nos llame,
porque debido a su deuda, tomaremos medidas legales, etc. Se imaginan la dicha con que estamos
celebrando su ausencia! No vale la pena estirar mas el cuento, porque de chino
no tiene nada.
Como suele
pasar, a veces, los planetas se alinean, uno habla con uno y otro y zas!
aparece alguien, que quiere venir corriendo a trabajar y encima vive a seis
cuadras...!!! aleluya dije, A-L-E-L-U-Y-A! Y si, se llama Ale, Alejandra.
Y con ella,
se terminaron los ronquidos. Aunque la verdad, es que no se si ronca o no, lo
que si se, es que decidí que era hora de que viniera alguien con retiro.
Y de los
rincones de Pacheco, vino, muy al contrario de China, la obsesiva del orden, la
muy tranquila y por cierto lenta, pero por sobre todo, muy, pero muy
despistada Alejandra.
No estoy en
desacuerdo con el orden, todo lo contrario. Pero si ella decide que un
calzoncillo está para tirar, lo tira. Si considera que el lavarropas debe tener
sarro, lo desarma, y luego no puede volver a armarlo, obviamente. Si le parece
que la aspiradora no aspira lo suficiente, la desarma, y lava el filtro... pero
luego no puede encastrar las partes... A ver: a China lo que menos le gustaba
era limpiar. Ale en cambio, tiene una compulsión por ordenar, limpiar, pero
sobre todo: tirar, tirar.
De a poco y
luego de varias charlas y un millón de whatsapp, le encanta usarlo hasta el
cansancio! Y me manda mensajitos todo el día!, la cosa se ha ido mejorando.
Como tiene un celular bastante bueno, le saca foto a las repisas y adornos para
ver como iban puestos.
Idea de mi marido, el
segundo obsesivo de la casa, que es quien en realidad, se da cuenta que la
aspiradora esta mal armada, porque es él, quien todas las semanas se encarga de
limpiar.
Para redondear, estoy contenta.
Pero, hoy en lugar de dos hijos, tengo tres, ya que a pesar de sus 48 años, Ale
es como un niño, un niño grande y con excesiva
iniciativa propia!
Y bue, María, dicen que la tercera es la vencida!
ResponderEliminarJaja! puede ser... igual en realidad en 23 años, solo pasaron por casa 4 personas, contando a Ale que acaba de llegar! se ve que somos muy buenos!! beso amiga!
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